Hacía realmente mucho tiempo que no entraba en el blog, hace mucho tiempo dejé de coser, ya serán como 5 meses o más de lo último que hice, creo ser el fiel ejemplo de lo que no hay que hacer, para muchas cosas, y otros dirán que sí soy ejemplo... la verdad no lo se y no es que me interese descubrirlo.
No se tampoco por qué, pero soy muy exigente conmigo misma, perfeccionista, un poco ambiciosa, el problema yace en el hecho de que me pierdo en el camino si no logro alcanzar la meta, y siempre me siento insuficiente, poco merecedora de cosas, poco capaz de... todo.
Para quien, como yo, tiene que trabajar en su valoración (ya definitivamente! y dejar de creernos poca cosa), que tiene más incertidumbres que certezas, dudas e inseguridades, no creo que la primera parte de este texto les sea muy extraño, ajeno y lejano. A veces se nos hace difícil el camino para quienes padecemos el peso de la cuesta arriba, para quienes nos sentimos poca cosa o nada, para quienes vemos muchas veces el medio vaso lleno, cuando debemos saborear ese néctar contenido en nuestro cáliz de cristal.
A toda esa obscuridad de antaño, sumemos la pandemia actual, una cuarentena cuasi eterna. En efecto, la perspectiva que nos habia sido puesta, era la del miedo y pánico a la muerte por covid, contagiarte y contagiar a tus allegados, y por ende debías quedarte en casa. Así se nos cortaron las relaciones, los trabajos, la movilidad, las esperanzas y ni hablar de los sueños...
Y en medio de todo ese lío estaba yo, con mi corporeidad resquebrajada, con mi fe hecha añicos... con un presente incierto en lo laboral, ya que, para quienes estabamos acostumbrados a hacer nuestros emprendimientos y venderlos de forma física y no virtual, se nos volvía todo más tedioso y no lograba ver nada bueno, y había mucho de lo bueno.
Suena algo muy estúpido, lo veo muy estúpido, y a la vez no puedo dejar de entenderlo, y saber que no tiene lógica. No por justificarme, sí por comprender que no todos reaccionamos de la misma manera, y necesitamos nuestro tiempo para volver a creer.
Estos ultimos días, en particular, estoy pensando mucho en como seguir, si retomar, si dejar eso que me ayudó a salir adelante tantas veces, tanto tiempo: mis costuras, bajo la forma que sea. Creo que es algo que no se deja jamás: hacer algo a lo que se pone vida, cuerpo y alma, no se suelta tan fácilmente e inevitablemente, busca la forma de volver a nosotros.
Quizás sea solo cuestión de cambiar la perspectiva, definiendo un nuevo puerto, estableciendo un nuevo anclaje más ecológico y holístico, más profundo, muy personal y significativo, ese algo que esté más allá de todo tiempo y lugar... un todo infinito y eterno.
Quizás es momento de tomar distancia, observar desde otras perspectivas y volver a empezar.
Porque mientras nos sigamos despertando cada mañana, tenemos la esperanza de poder lograr aquello que tanto anhelamos, todos los días son buenos momentos para recomenzar.
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